Perla terapéutica ante necrosis de injertos o colgajos en la pierna

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La necrosis de colgajos o injertos de pierna, con aparición de escaras (placas necróticas) es una situación clínica que no es infrecuente en la consulta y que habitualmente genera dudas sobre el abordaje terapéutico a seguir.

Hay consenso para recomendar que la actitud ante esta situación ha de ser lo más conservadora posible, siempre que no haya signos de infección o hematoma, ya que esa placa necrótica puede tener una función protectora para promover la cicatrización subyacente, como se menciona en esta revisión sobre injertos de piel parcial (Braza ME, Fahrenkopf MP. Split-Thickness Skin Grafts. In: StatPearls. Treasure Island (FL): StatPearls Publishing; July 25, 2023).

Esta estrategia se podría enmarcar dentro del concepto del «efecto costra», que implica proteger y facilitar el proceso de cicatrización fisiológico, evitando la retirada de células y factores de crecimiento que estén promoviendo la epitelización.

De hecho, las costras y las escaras son diferentes pero también tienen similitudes.
Las costras están formadas por restos celulares y exudado y suelen cubrir heridas superficiales. Por el contrario las escaras son placas necróticas, constituidas por tejido desnaturalizado y suelen asociarse con mayor profundidad de la herida
Sin embargo, ambas forman una barrera protectora contra las bacterias, por lo que se pueden mantener mientras estén secas y adheridas, sin signos de infección.

¿Cómo consigo yo un «efecto costra» protector en estos colgajos e injertos necrosados?

Promoviendo el mantenimiento de la placa necrótica seca, con óxido de zinc y alginato, para preservar células y proteínas que puedan ser viables y tener una función protectora hasta su desprendimiento “en bloque” atraumático (ver post: «Alginato y óxido de zinc: una combinación perfecta«).

Al tratarse de heridas en pierna, siempre utilizo terapia compresiva adaptada a la persona (ver post: «La compresión es clave en el tratamiento de las heridas en las piernas»), con un espaciamiento máximo de las curas. De hecho, la causa de muchas necrosis de colgajos e injertos es el edema debido a la falta de terapia compresiva e inadecuadas medidas antiedema postquirúrgicas («La terapia compresiva tras cirugía dermatológica en pierna»).

El tejido esfacelado que se observa en el lecho tras el desprendimiento de la escara puede tener proteínas y células viables, por lo que, si la herida evoluciona bien, podemos «no tocarlo» en las curas posteriores. (Townsend EC, Cheong JZA, Radzietza M, et al. What is slough? Defining the proteomic and microbial composition of slough and its implications for wound healing. Wound Repair Regen. Published online April 1, 2024).

Pero este tratamiento no se limita a las necrosis de colgajos e injertos, sino que se puede extender a otras heridas con placas necróticas en las que se ha instaurado el tratamiento etiológico y no esté indicado el desbridamiento cortante (ver post: «Cuando el desbridamiento cortante «enfada» a la úlcera»).

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