El ambiente bioquímico que promueve la cronicidad de las úlceras cutáneas se define por una prolongación de la fase inflamatoria. Para conseguir una intervención exitosa con estos pacientes, ha de cortarse este círculo vicioso. En este contexto, el uso terapéutico de factores de crecimiento representa una alternativa interesante.
A pesar de los buenos resultados señalados en diferentes series de casos, la mayoría de ensayos clínicos diseñados para determinar la utilidad de los diferentes factores de crecimiento aislados en el tratamiento de las úlceras crónicas describen mejoría con respecto a placebo, pero no logan detectar diferencias estadísticamente significativas. Destaca la ausencia de estandarización de uso, con gran variabilidad de concentraciones, vehículos y modo de aplicación entre los diferentes productos utilizados.
La acción del factor de crecimiento epidérmico (EGF), se produce al unirse a su receptor tirosinquinasa específico, que se dimeriza y promueve la quimiotaxis, mitogénesis y diferenciación de las células epiteliales y mesenquimales.
Desde hace más de 20 años, se han publicado diferentes estudios sobre el beneficio de uso de EGF tópico para estimular la cicatrización de úlceras cutáneas agudas, como quemaduras y zonas dadoras, y úlceras crónicas.
Sin embargo, estos buenos resultados se han visto ensombrecidos por el potencial papel oncogénico del factor de crecimiento sugerido por algunos autores. Los resultados y observaciones publicados no han aportado evidencias científicas que relacionen la aplicación terapéutica de factores de crecimiento recombinantes con la transformación carcinomatosa de tejidos normales o displásicos. El incremento de receptores de EGF en células tumorales parece deberse a alteraciones de genes codificadores de los receptores y no como consecuencia de la sobreproducción de factores de crecimiento.
Con respecto a la utilidad del EGF en las úlceras cutáneas crónicas, la literatura disponible apunta hacia su papel beneficioso en la cicatrización, pero no es concluyente, dada la escasez de ensayos clínicos robustos. Destaca el bajo número de pacientes estudiados y la variabilidad de concentraciones y vehículos empleados.
Dentro de esta ausencia de estandarización de uso, los estudios in vitro e in vivo coinciden en que, más importante que la mayor o menor concentración de EGF aplicado, es conseguir una aplicación que permita el contacto mantenido del factor de crecimiento con su receptor, por lo que sería preferible la vía tópica con liberación sostenida.
Se han propuesto y empleado diferentes polímeros, tanto naturales como sintéticos para lograr esta liberación mantenida. Lo hidrogeles poliméricos son buenas opciones como matriz, por ser bioestables e inertes.
También se ha comprobado que el factor de crecimiento pierde su actividad biológica por la desnaturalización tras su formulación, lo que ha limita su comercialización. Por tanto, la formulación magistral representaría una solución para evitar esta pérdida de eficacia.
En España disponemos desde hace unos meses de EPIfactor, un EGF heterólogo bioidéntico, creado por biotecnología y comercializado en ampollas, que, dada su inestabilidad, sólo puede prepararse mediante formulación magistral. Como vehículo se emplea FACTORgel, un gel polimérico celulósico diseñado en un primer momento para gelificar plasma rico en plaquetas que, al aplicarse sobre la úlcera, forma una microcapa a modo de malla no oclusiva, promoviendo la cura en ambiente húmedo y consigue una liberación sostenida de factores de factores de crecimiento. La actividad inventiva del gel se debe a Enrique Alía, doctor en Farmacia, experto en formulación magistral.
En esta entrada presentamos la experiencia que estamos teniendo en el Hospital Infanta Leonor con la aplicación de EPI-factor en gel en pacientes con úlceras crónicas que no responden a tratamiento convencional (ver presentación).
La aplicación del gel de EPIfactor se realiza de forma ambulatoria. Se aplica en capa gruesa y se cubre con una lámina de silicona (Mepitel). Se colocan gasas y vendaje o media de compresión, en caso de úlceras venosas, y dispositivo de descarga en caso de úlcera neuropática. Las curas se realizan cada 48 horas.
Los resultados con EPIfactor observados en esta reducida y heterogénea serie de pacientes con úlceras crónicas resistentes a tratamiento convencional son muy esperanzadores. Tres pacientes (casos 1, 2 y 5) han conseguido reepitelización completa. Destaca la buena evolución en los 6 casos, con una disminución de extensión y profundidad, y ausencia de signos de sobreinfección ni dermatitis de contacto. Habría que destacar la analgesia mantenida desde las primeras aplicaciones en los casos de úlceras dolorosas con exposición ósea pretibial (pacientes 2 y 3).
Un número elevado de úlceras crónicas no evolucionan satisfactoriamente a pesar de un manejo adecuado en unidades especializadas. El uso de terapias avanzadas, representaría una alternativa beneficiosa a considerar en estos pacientes. Sin embargo, se precisan ensayos clínicos robustos para determinar la verdadera utilidad de estos tratamientos, entre los que se encuentran los factores de crecimiento, y poder definir unas claras indicaciones de uso.